La costa ecuatoriana es mucho más que playas y paisajes exuberantes; es un destino que enamora a través de su gastronomía. Con una mezcla única de ingredientes frescos, técnicas ancestrales y una rica herencia cultural, la comida de esta región se ha convertido en un símbolo de identidad y un atractivo turístico que deleita a quienes la prueban.
Uno de los platos más emblemáticos es el encebollado, un caldo espeso hecho con pescado, yuca, cebolla y condimentos, que no solo es famoso por su sabor, sino también por ser el remedio preferido para curar la resaca. Este plato, que se sirve con chifles (plátano verde frito) o maíz tostado, es un clásico que no puede faltar en los mercados y restaurantes de la costa.
El ceviche es otro ícono de la gastronomía costeña. A diferencia de otras variantes de América Latina, el ceviche ecuatoriano se prepara con camarones, pescado o concha, marinados en jugo de limón y servidos con cebolla, tomate y cilantro. Se acompaña con chifles o maíz tostado, y constituye un estallido de frescura y gusto que simboliza la relación de la región con el océano.
El plátano, en todas sus variantes, es un ingrediente esencial en la gastronomía costeña. Desde el maduro asado hasta el tigrillo, un desayuno elaborado con plátano verde, huevo y queso, este fruto polivalente es el elemento principal en numerosas recetas. El bolón verde es una bola de plátano verde rallado que se combina con chicharrón o queso, es otro ejemplo de cómo este ingrediente se ha convertido en un elemento esencial de la dieta local.
La influencia afroecuatoriana también tiene un lugar destacado en la gastronomía de la costa. Platos como el encocado, un guiso de pescado, camarones o pollo cocinado en leche de coco, son un legado de las comunidades afrodescendientes que se asentaron en la región. El tapao, un plato hecho con pescado, plátano y yuca, cocinado en hojas de bijao, es otra muestra de esta rica herencia cultural.
